El
mago de las sombras
Todos
se reunieron en la puerta de casa de Chris. Estaban todos ya armados
y preparados. Llevaban sus dragones, cada uno el suyo.
-Está
bien compañeros -Comenzó Chris- como sabreis, hemos recibido
algunos ataques de monstruos por la aldea, y todos sabemos que eso no
es normal porque la protegemos nosotros mismos. Gardian me ha
ordenado que investiguemos por Denfly hasta encontrar a la persona
que los está invocando desde dentro. Ovbiamente no va a ser fácil,
así que estad muy atentos y usar la lógica ante todo. Nos
dividiremos en grupos de dos. He pensado que lo más óptimo sería
que fuese un guerrero con un mago, para compensar. Eric, tú irás
con Sever, ireis por la zona norte y centro de la aldea. Ian y Dafne
irán juntos, os encargaréis del este y sudeste. Nérida, esta vez
irás conmigo, comprobaremos la zona oeste y sudoeste. En cuanto
encontréis algo o alguien, mandad a uno de vuestros dragones para
avisar a los demás para reforzar, ¿está claro?
-¡Sí!
-Exclamaron fuertemente todos.
Se
separaron en parejas y comenzaron con la búsqueda.
Eric
y Sever subieron a sus dragones y comenzaron su búsqueda juntos.
Comenzaron con la zona central de la aldea, ya que se encontraban más
cerca de ella. Sever, como siempre, comenzó a poner nervioso a Eric
con sus preguntas.
-Bueno
Eric... ¿cuándo piensas echarte novia? Desde que te conozco sólo
tuviste una y no has querido volver a saber nada del tema. ¡Disfruta
de las chicas! -Comenzó a decirle.
-Sever,
sabes que ya no me interesa ese mundo en absoluto. -Contestó Eric
muy serio.
-Pero,
a ver, ya sé lo de Karina, y que te hizo mucho daño... -admitió
Sever- pero de ahí a desinteresarte por completo... ¿No crees que
es excesivo?
-Puede,
pero mejor prevenir que curar. Y ya tengo demasiadas heridas como
para añadir más. Buscar el amor para mí es como elegir un cuchillo
con el que cortarme las venas en un brazo lleno de cicatrices. -Eric
se quedó quieto mirando al vacío. No tenía buena cara.
-Vale
vale, mejor dejemos el tema, nunca te convenceré. -Contestó Sever.-
Bueno, por aquí no se ve a nadie sospechoso, todo está en calma.
Demos otra vuelta más y vayamos a la zona norte, al bosque de Terar.
-De
acuerdo.-Confirmó Eric.
~
Dafne
e Ian volaban por las calles del este de Denfy. Hacían un contraste
muy bonito, ya que el dragón de Dafne, era completamente negro y el
de Ian era blanco. Era una zona bastante solitaria, ya que, en la
época de la guerra, fue el lugar más atacado ya que ahí se
encontraban los mayores tesoros de la ciudad.
-¿No
tienes hambre? Yo todavía no he desayunado...¿Comemos algo?
-Sugirió Dafne. Ian y Dafne mantenían una relación extraña, eran
compañeros pero lo que Ian pensaba de Dafne era todo un misterio.
-No
hemos venido aquí para comer. -Dijo Ian.
-Pero
sin fuerzas no lucharé bien, tú sabrás. -Contestó ella ofendida.
-Estoy
seguro de que aguantarás. -Le respondió él. Bajaron a la
superficie y comenzaron a andar cuando Ian se quedó mirando
fijamente a unos hombres -Mira allí... esos dos.
-Había
unos metros más delante dos hombres encapuchados hablando, parecía
que estaban tramando algo. De pronto uno de ellos le entregó una
especie de cristal azul de forma rectangular al otro. -Vamos a
seguirles.
-Pero...¿a
cúal? Se han separado. -Dijo Dafne.
-Al
que tiene el cristal. Vamos. -Ordenó él.
Siguieron
al hombre unas cuantas calles, hasta que el hombre se metió en un
callejón sin salida, bastante oscuro. Miró a sus alrededores para
comprobar que no había nadie, y de pronto, lanzó el cristal azul
contra el suelo, creando una especie de portal al que entró.
-¡Vamos!
-gritaron ambos.
Se
apresuraron a entrar en el portal antes de que se cerrase. Cuando
pasaron al otro lado llegaron a una sala grande y oscura, parecía un
desván, donde estaba el hombre de la capa negra. Los dos se
avalanzaron sobre él, pero les esquivó. Y con magia de sombras, les
metió en una cárcel-burbuja.
-Vaya
vaya... pero si sois los caza monstruos... Menudo placer conoceros...
¿O el placer es vuestro? Supongo que ya sabeis quien soy. Y ¿Sabeis
qué? En unos momentos voy a invocar al gran mounstro de las sombras
y vais a morir aquí. Luego lo lanzaré a la ciudad y morirán todos
los demás y podré hacerme con el control de Denfly al fin...
¿No
es maravilloso? -dijo el viejo mago, después se giró y siguió
hablando más bajo.-Llevávamos tanto tiempo esperando por este
día... ¡Y al fin ha llegado! ¡Denfly estará en nuestro poder, y
ese maldito rey morirá pronto, como vosotros!
-¡Maldita
basura! -Gritó Dafne. -¡Aquí el único que va a morir eres tú!.
-Dafne intentó avalanzarse sobre él pero la brbuja era dura, así
que Ian lanzó un ataque de rayo amarillo y ella la golpeó,
rompiendo así la burbuja. Cuando se rompió fue corriendo hacia el
mago con su espada. Ella no era muy buena en la espada, su
especialidad era el arco, pero en esos momentos no tenía otra
alternativa. Cuando estaba a punto de golpear al mago, éste levitó
rápidamente y se fue hacia un lado lejano de la habitación.
-Aquí
teneis a vuestro amigo... ¡SOMBRA INVOCATIO! -Conjuró el mago.
De
pronto apareció una cortina de humo negro... Y un gran mounstro de
unos 3 metros apareció en la habitación. Ian y Dafne tragaron
saliva y se miraron. -Dafne, distráelo mientras yo conjuro el ataque
del rayo, ¡rápido! -Ordenó Ian. -¡Sí!- contestó Dfne, ella fue
corriendo sin miedo hacia el mounstro, rezando por salir viva de
esta. Dafne comenzó a luchar contra él, pero apenas le hería ya
que se movía muy rápido porque era muy poco denso. Básicamente era
como una nuve de humo negra gigante pero con forma de monstruo.
Dafne
no sabía como poder atacarle, en cambio el monstruo lanzaba una
especie de llamas azules oscuras que cuando alcanzaban a Dafne le
quemaban. -¡Dafne, son llamas azules mágicas! ¡Esquívalas o a la
larga te quedarás paralizada!-Gritó Ian. Dafne trataba de
esquivarlo e intentaba atacar pero no parecía muy eficaz.
~
Chris
y Nérida comenzaron a volar sobre el sudoeste de la aldea. El dragón
de Chris era color marrón, mientras que el de Nérida era de un
color púrpura oscuro. Aterrizaron cerca de la plaza del castillo de
Denfly y comenzaron a investigar.
-Chris,
¿qué piensas sobre todo esto? -Preguntó Nérida.
-Me
huele todo muy raro... Espero que se arregle, porque podría traernos
grandes problemas... -Contestó Chris muy serio. Él apreciaba su
trabajo y quería ascender en él para conseguir una vida mejor y
este problema podría acabar con todos sus sueños.
-Ya
verás como entre todos lo resolvemos -Sonrió ella y le dió la
mano. -Además con alquien como tú en el equipo es imposible perder
algo como esto, así que ¡vamos!
Ellos
siguieron investigando. Llegaron hasta la parte de atrás del
castillo, y a lo lejos vieron dos hombres reunirse, uno iba con una
capucha negra y el otro parecía un oficial del castillo de Denfly.
Chris y Nérida se acercaron sigilosamente para escuchar de qué se
trataba.
-Le
acabo de dar el cristal de teletransportación al señor de las
sombras. Con esto está todo preparado para que se invoque al gran
mounstro de las sombras. -Afirmó el encapuchado.
-Perfecto,
al fin podré ser alguien importante en esta aldea... Debemos
asegurarnos de que la bestia acabe con todos los caza monstruos y
caballeros, y sobre todo con el rey. -Respondió el oficial.
-Para
ser un servidor del rey no pareces tenerle mucho aprecio... -Contestó
el encapuchado.
-No,
me repugna. Deseo su muerte. Y eso es lo que conseguiré hoy.
-Afirmó. -Por cierto, ¿dónde se encuentra el lugar de invocación?
-En
la parte este de la aldea, como no hay apenas gente, decidimos ir a
esa zona. Está en la parte subterránea de un bar llamado "Las
campanillas". Que quebró hace unas semanas. Pero pronto saldrá
a la luz. -Le contó alegramente el encapuchado.
-El
este... ¡ahí están Ian y Dafne! Nérida, manda a uno de los
dragones con un comunicado para Eric y Sever contándoles lo que
acabamos de oír, yo me encargaré de estos dos. Cuando acabes, ven y
ayúdame con tus poderes de tierra. Asegúrate de que el dragón vaya
al bosque de Terar. ¡Rápido! -Chris saltó desde los arbustos hacia
esos dos hombres.
-¡Sí!
¡Ten cuidado! -Dijo ella.
-Vaya
vaya... así que tenemos aquí un renegado y un traidor a la
corona... Interesante.
-Chris
empuñó su espada y comenzó a luchar contra los dos.
~
Eric
y Sever caminaban por el bosque de Terar, no parecía haber nada
extraño allí, cuando de pronto Eric cayó por una especie de cueva
subterránea camuflada por el césped.
-¡Eric!
¿Estás bien? -Preguntó Sever.
-¡Sí!
Me he hecho un poco de daño en el brazo pero estoy bien. Hey, parece
que esta cueva es grande, voy a echarle un vistazo, de mientras
¡busca algo con lo que poder sacarme! -Contestó Eric.
-De
acuerdo, pero ¡ten cuidado con lo que haces!-Le contestó Sever.
Eric
comenzó a caminar sobre aquella cueva oscura, era muy grande, pero
al final del camino, vio una luz azul clara que le llamó mucho la
atención. Se acercó a ella, cuando de pronto la luz se hizo
gigante, con forma de águila. Eric intentó atacarla pero no sirvió
de nada, de hecho se le cayó la espada, ya que tenía el brazo
malherido. El águila pasó una de sus alas por su espada, en la que
se comenzó a grabar una especie de marca con símbolos desconocidos.
Después pasó su ala sobre el brazo herido de Eric, en el que dejó
otra marca extraña de color negro. Después el águila se desvaneció
y no quedó nada de ella. Eric quedó perplejo ante lo sucedido, no
entendía que acababa de pasar. Por si acaso, tapó bien la marca de
su brazo y guardó su espada. Después volvió al principio de la
cueva.
-¡Eric!
¿Has encontrado algo? -Gritó Sever.
-No,
nada interesante. -Respondió Eric. Prefería no contar nada a nadie
hasta no estar seguro de qué era lo que tenía.
-Vaya,
estas cuevas son tan raras... ¡Agárrate a la cuerda! -Le lanzó una
cuerda a Eric y él se agarró mientras Sever le subía.
De
pronto Eric y Sever vieron como aterrizaba el dragón de Nérida en
el bosque y fueron hacia él.
~
Dafne
no podía más, estaba llena de quemaduras y ya casi no podía
moverse, el mounstro era demasiado fuerte y ella llevaba mucho tiempo
atacándole. El ataque de rayo de Ian lo único que hacía era dejar
al mounstro ciego durante unos 10 segundos, pero no conseguían mucho
más. De pronto el mounstro golpeó muy fuerte a Dafne, lanzándola
hacia la pared con una fuerza increíble que casi la deja sin
conocimiento.
-¡Dafne,
no! -Gritó Ian, que lanzó un rayo al mounstro y fue corriendo hacia
donde ella estaba. -Dafne, vamos levanta, Dafne, no podemos morir
aquí.
-Ian...no
puedo... no...-A Dafne se le empezaron a cerrar los ojos y quedó
inconsciente.
Ian
se giró hacia el mounstro y no le dio tiempo a reaccionar. Comenzó
a asumir que iba a morir ahí, en un sitio que ni si quiera sabía
donde estaba, sin haber podido cumplir ni un sólo sueño en su vida,
sin haber podido proteger a su compañera, sin nada.
Ian
fue corriendo hacia el mounstro con un ataque de rayo gris, que era
lo más fuerte que tenía en ese momento, pero de pronto vio una luz
azul cegadora, por un momento creyó que era el cielo, pero no podía
ser, el mounstro no le había golpeado siquiera. Y cuando se
oscureció un poco, vio como Eric comenzaba a luchar contra él con
su espada nueva, pero se había hecho completamente azul clara, que
destelleava una luz angelical, y se veía mucho más fuerte. El
monstruo parecía sufrir sus ataques esta vez, Eric le ordeno
lanzarle el ataque rayo a Ian y a Sever lanzarle el ataque de las
llamas rojas. En el momento en que el mounstro quedó ciego, Eric le
dio un golpe letal con su nueva espada y seguidamente el mounstro
quedó envuelto en llamas. Habían ganado, Ian sobrevivió, no podía
creerlo.
De
pronto vieron que el mago de las sombras comenzaba a huir, pero Chris
y Nérida aparecieron en la puerta y le detuvieron.
-No
te vas a escapar, abuelo. -Le dijo Chris.
-Supongo
que os he infravalorado... Sois muy buenos en realidad pero, esa
espada... -Admitió el anciano.
Salieron
todos de aquel bar y llevaron al mago a palacio. No solían visitar
el palacio muy a menudo, de hecho Dafne nunca había ido y esta vez
había despertado del desmayo allí dentro. Era magnífico, realzaba
el honor y la elegancia en sus inmesas paredes repletas de cuadros y
adornos que te hacían sentir minúsculo. Era realmente increíble.
Después
de estar un rato allí, el rey los llamó para hablar con ellos.
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